Depresión / Luchar
o Comenzar
a morir...
Ya era tarde para darnos cuenta que no
tocábamos el fondo quise regresar nuevamente a la orilla
pero por más que intentaba nadar no podía, ante las olas nuestro intento era un
fracaso, comencé a sentir miedo y desespero, la angustia me incitaba una y otra
vez a pensar en la muerte. “No estaba dejando de luchar simplemente comenzaba a
morir”.
Tuve la conversación más intensa de mi
vida conmigo, era el momento preciso para
despedirme o encontrar una solución, por fracciones de minutos pasaron todo lo
que podía lograr pero estaba lejos de la orilla. No podía aceptar que tantas
herramientas que tenía y no podía utilizarlas, como psicólogo debía hacer algo,
¿Qué pensarían de mí? El psicólogo se ahogó en su propia angustia, por eso me
sumergí y decidí comenzar a relajar mi cuerpo, pensar con frialdad,
determinación y fuerza la única solución que encontré era salir en saltos
verticales hasta encontrar un sitio plano... “Solo había entrado a un vació que
mi angustia no entendía”
Nadar o sumergirnos...
Pensaba en esta situación y quise compararla
con la depresión, cuando estamos en profundidades del mar nuestra mente lo
asocia a lo que hemos escuchado, lo profundo es sinónimo de muerte, recuerdo a
mi padre decir “Solo estén en la orilla” lo que estaba viviendo no era mi miedo
sino el temor de mi padre, de la sociedad, familiares o amigos, me habían dicho
tantas veces que estar en profundidades es sinónimo de muerte que mi mente lo
creía al punto que comenzaba a despedirme de todo cuando tenía la mejor
herramienta - Yo - “La profundidad o el vació que sentimos no es para matarnos
sino para reconocer quienes somos”
Yo sabía lo que era una depresión la
había vivido en un momento de mi vida, reconocí que durante esos días de vacío,
de tristeza o angustia me encontraba conmigo y ese era mi temor… como ahora el
de muchos, no deseaba sentirme inseguro, improductivo, sentía una fuerte
necesidad afectiva que no dejaba que yo saliera de mi cama, solamente deseaba
que esos gratos momentos regresaran, tantos pensamientos me transportaban una y
otra vez a pensar en la muerte, me di cuenta que esa no era la causa de mi
depresión, sino haberme encontrado conmigo, ese yo que generaba en mi
inseguridad y todo este miedo, quería estar tan lejos de él que sentía que cada
vez que nadaba en busca de la orilla el me regresaba hacia atrás.
Aceptando nuestros errores...
Cometí tantos errores en mi vida que no
quería volver a recordarlos, lo mejor era alejarme de mi, pero si quería llegar
a la orilla debía sumergirme y no preocuparme tanto por lo que podía pasar si
tal vez alguien descubría ese lado de mí que nadie conocía, solamente me
sumergí y comencé un dialogo conmigo.
Sabía que por los próximos días debía aceptarme, debía aceptar mi miedo, mi pasado, mi angustia, debía aceptar aun aquellos errores que no había cometido, era como un ritual sabía que debía perdonarme, sabía que debía acercarme más a mí y no temer, “La mejor muerte la encontré en el vacío, pude enterrar el pasado”.
Sabía que por los próximos días debía aceptarme, debía aceptar mi miedo, mi pasado, mi angustia, debía aceptar aun aquellos errores que no había cometido, era como un ritual sabía que debía perdonarme, sabía que debía acercarme más a mí y no temer, “La mejor muerte la encontré en el vacío, pude enterrar el pasado”.
Rápidamente entendí que estar en la
profundidad era como estar en la orilla, solo debía quitar de mí el temor, la
ansiedad por cubrirme y no dejar ver a mi yo inseguro, de ahora en adelante me
decía es natural lo que sientes, miedo, pena, inseguridad, tristeza, angustia…
Al parecer esta tregua trae resultados efectivo, cuando quería angustiarme lo
aceptaba pero rápidamente también aceptaba que tenía otras emociones de las
cuales ayudarme en mi angustia “la paciencia”, y así cooperaba para salir del
vacío, comencé a saltar, y ya no estaba contra las olas sino que las utilizaba para
acercarme a la orilla, para mi miedo “La Fe” la inseguridad era mi mayor
enemigo, debía saber cómo compensarla y decirle no estás sola, yo estoy
contigo, comencé a aceptar que habían cosas que yo no podía hacerla, acepte que
sentirme inseguro era una forma de reconocer que estar al corriente de lo que
sucedería si tomaba alguna decisión, era natural sentirlo, así somos, por lo
que comencé a determinar mis decisiones y decir un Si con fuerza y un No con
miedo… “Aceptar mis emociones, me llevo a reconocer otras que tenía dentro de
mi”
Por los próximos días...
Por los próximos días te invito a
reconocerte, yo quise salir de las profundidades porque tenía miedo de estar
conmigo, me acepte con mis limitaciones y disfrute encontrar soluciones que yo
si podía hacer, esto me permitió fortalecer mi espíritu y me rete por los
próximos días de mi vida hacer algo nuevo… “Saltando también se llega a la
orilla, mientras no luches contigo”
Por ultimo cuando pasaba por alguna
crisis económica, emocional o psicológica, me encontraba con el fracaso de mi
vida, pero a su vez cooperaba para encontrar nuevas ideas de llegar a la
orilla, alguna tabla o idea siempre puede ser una herramienta, pero nunca quise
quedarme con una sola emoción de mí. “Fracasar solo me llevo a conectarme con
mis ganas de seguir intentando”
Considera lo siguiente:
- Encuentra tu temor y contrasta tus emociones y coopera para hacer de ellas una sola.
- La sociedad siempre dirá que nadar en la profundidad es peligroso porque nadie ha estado ahí.
- En la tristeza también encontré recuerdos emocionantes de mí que me dieron fuerza para enterrar a los otros.
- Salir del agua me ayudaba a respirar, mientras quedarme en casa me ayudaba a asfixiarme.
- En el vacío del mar, nadie podía escuchar mi voz pidiendo auxilio, solo podía escucharme a mi
- Comencé a gritarme tantas cosas, que podía ahogarme o ayudarme a salir, entonces decidí que mi voz era mi única salva-vida.
- Cuando me reconocí deje de temerme al final sabía que regresaría de alguna forma a la orilla.
Corintios 4:17 Traducción en lenguaje actual (TLA) Las dificultades que
tenemos son pequeñas, y no van a durar siempre. Pero, gracias a ellas, Dios nos
llenará de la gloria que dura para siempre: una gloria grande y maravillosa.
Esto es Psicología Ágape una
forma de educarnos con amor, por el Psic Daniel Galindez Gracias
por compartir...
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